domingo, 10 de abril de 2016

Fuera con lo viejo, venga con lo nuevo.

Han habido algunos cambios en mi vida, mayormente malos. Como no he escrito en mucho tiempo, sólo mencionaré lo más relevante. Del 19 al 26 de marzo, salí de vacaciones a Guadalajara (¡Cupe sin problemas en los asientos el avión!). Antes de este vieja, me detectaron cáculos biliares, Mi doctor me dijo que no era algo muy urgente aún asíque me podía ir de viaje tranquilamente, pero mi nutrióloga me dio una dieta muy específica. Para hacer las cosas más cortas, prácticamente me quitó todo: grasas (me dolió que me quitara el aguacate y el queso), cosas fritas o empanizadas (cosas que realmente no como mucho), frutas con semillas, tomate, cítricos y carne roja. Vaya vacaciones, ¿no? Se me quedó muy grabado que mis amigas comieron en un restaurante birria, tortas ahogadas (me moría por probar una yo también) y yo con un triste consomé de pollo. Para acabarla de amolar, al parecer soy de esas personas que no pueden hacer del dos fuera de casa, y por no obrar en una semana, me dieron unas hemorroides horribles, al punto de que tuve que hacer una cita con un especialista en mis vacaciones. Sin embargo, antes decidí comer el chingomadral de concentraros de ciruela y tomarme unas Nixon. Resultó más o menos, pero nomás llegué a casa y todo regesó a la normalidad. En el avión te botan todos los malos, así que las tres horas de viaje de mi ciudad a Guadalajara me empezaba a doler mucho el costado, al punto de sudar frío. Estoy haciendo planes para volverme a operar, pero como no tengo ni un peso en donde caerme muerta (eso me pasa por irme a Guadalajara, supongo) tengo que juntar primero. Tengo entendido que las personas que han pasado por una gastroectomía son más propensas a sufrir de cálculios biliares, supongo que eso es algo que se le olvidó a mi doctor decirme.

He batallado un poco con esta nueva dieta, porque a donde vaya, fuera de casa, hay carne roja, o cosas fritas, o pescado. Recuerdo haber dicho antes que yo era muy especialita para la comida, así que no como carne roja o blanca tan fácilmente cuand voy a un restaurante. En fin hago lo que puedo. Pan, modero las grasas, el limón no lo evité, eso sí... lo único de lo que realmente me cuidé fue de la carne roja.

Consegí un contador de calorías, cosa que me ayuda mucho. Cuando te das cuenta que, ¡UNA REBANADA DE PIZZA DEL COSTO TIENE SEISIENTAS VEINTE MLADITAS CALORÍAS! en serio te dan ganas de no comerte esa rebanada. Lástima que las conté después de comerlas de haber sabido no aceptaba esa rebanada. Ok, fueron dos. Pero ya qué, aprendí la lección. No más pizza del Costco. También te das cuenta de que un mazapán, un delicioso y dulce mazapán es más traicionero que la puta madre y tiene las mismas calorías que una comida completa. A veces, cuando recuerdo contar las calorías antes de comérmelas, sí me ayuda a recapacitar y a comerme o la mitad o nada. También encontré un pedómetro para el celular que, wow, maravilla, puede sincronizarse con el contador de calorías  y automáticamente se añaden para decirte cuántas calorías te quedan al día. Dejaré los links en la sección de al lado, por si a alguien le interesa. Abas son para el celular, pero el contador de calorías también puede ser consultado vía web.

Una de las cosas que me han estado pasando últimamente me han impulsado a hacer cambios donde tengo que deshacerme de lo viejo para hacer lugar a lo nuevo o para darme cuenta de las cosas que me faltan. Por ejempl, hoy tiré zapatos viejos, pantalones que ya me quedan muy grandes, blusas enormes, ropa que sencillamente ya no es para mí. (Lo relaciono con los kilos que he acumulado en mi vida, y como quiero bajar de peso, el eliminar las cosas de mi vida que ya cumplieron su función es un reflejo de eliminar los kilos de más de mi cuerpo). Lo curioso es que, hoy sacando toda esa ropa de mi clóset, me encontré con el vestido de graduación de mi primera carrera, por ahí del 2005. ¡Me sorprendió saber que me queda grande! O sea, estoy pesando menos/más delgada que cuando estaba en e 2005. Eso sí que me sorprendió.

Ya quedan tres meses para cumpir un año de operación. Qué rápido va el tiempo, ¿no es así? Cuano cumpla un año, subiré una foto de un antes y después. No haré una hasta julio, quiero sorprenderme, para bien o para mal, junto con ustedes. También tengo otras cosas que quiero eliminar, pero es difícil cuando tienes arraigada la creencia de "aún puede servir en el futuro" o "tiene valor sentimental". Pero ya me sobrepondré a ello, como me sobrepuse a tirar mucha ropa que ya no me quedaba.