Estoy haciéndome a la idea de que nunca me acostumbraré a las porciones, aunque la idea de que en efecto ya como menos está hecha. Creo que, mi "reto", por decirlo de alguna manera, es ir a un Carl's Jr. Desde que me operé, no he comido una hamburguesa, ni papitas, ni bebido soda. Y es que aunque la soda ya no la tomo (ya no se me antoja, ya no la deseo), me pregunto cuánto podré comer de una hamburguesa. He fantaseado al respecto, y he pensado que si un día regreso al Carl's Jr, pediría esas tiras de pechuga de pollo; de tres ya no de cinco, y chico; y aún así no me lo terminaría. Estoy conforme con poder comer todo lo que podía comer antes, aunque sea sólo un poco. Tampoco es que regresaré a comerme solamente hamburguesas como antes, pero me rehuso a dejar de comer de todo.
¿Por qué no pedir ensaldas en el Carl's Jr? Bueno, es como ir a las Vegas y no entrar a un casino. A eso se va, a las hamburguesas, no a las ensaladas. Para ensalas, claro, para mí sólo existe Super Saldas o Soup Plantation. Claro que si voy a Super Salads, me llenaré con un tercio del sanwich que comeré, o de la ensalada. Es más, creo que pediría una sopa y con eso tendrá. Una ligera parte de mí como que se entristece por eso, pero por otra parte, así tengo otro motivo para regresar y comer otra cosa diferente. Mi «nuevo amor saludable» es la ensalada de quinoa que me como cada martes antes de ir con mi psicóloga. Es deliciosa, y si un día ese lugar cierra, no sé qué haré.
Deliciosa ensalada de quinoa; de Green Bar.